En la región de las Américas, 15 países han establecido alguna o varias medidas frente al uso de las grasas trans de producción industrial, de estos solo ocho tienen leyes y regulaciones que las limitan.
En 2019, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), unas 73 personas por cada 100 mil habitantes en las Américas habían muerto por cardiopatía coronaria, que también se le conoce como enfermedad de las arterias coronarias o cardiopatía isquémica.
Esta dolencia es la mayor causante de muertes en la región en el renglón de las enfermedades cardiovasculares y tiene como uno de sus principales factores de riesgo un ingrediente creado por la industria de alimentos procesados y ultraprocesados: los ácidos grasos trans o grasas trans de producción industrial (AGT).
¿Qué son los AGT de producción industrial? “Son los aceites que tienen su configuración natural del refino del aceite que se someten a un proceso de hidrogenación parcial, u otros procesos industriales, que pueden cambiarlo a una configuración que le da una textura sólida o semisólida”, explica a Saludable Saberlo el doctor Fabio Da Silva Gomes, asesor regional en Nutrición y Actividad Física para las Américas de OPS.
El propósito de este procesamiento, señala Da Silva Gomes, es “reducir los costos y aumentar el tiempo de góndola de ciertos productos”. Su presencia abunda en los productos de panadería, los alimentos preenvasados, las margarinas, las pastas para untar y algunos aceites de cocina.
Y a pesar las AGT están en productos lácteos y cárnicos derivados de los rumiantes (vacas, cabras y ovejas), su cantidad es tan baja en ellos que consumirlos de manera natural no superaría el límite de 1% de la ingesta total de energía diaria de AGT, contrario a lo que pasa con el consumo de las AGT de procedencia industrial.
“Es más difícil comer en exceso las grasas trans provenientes de los animales rumiantes. Pero con los productos ultraprocesados es muy fácil superar los límites, los límites de grasas trans que pueden ser nocivos para nuestra salud”, apunta Da Silva Gomes.
Por ello es necesario limitar o eliminar el consumo de AGT y las políticas encaminadas a ello han avanzado en las Américas. No obstante, los gobiernos de América Central y el Caribe siguen sin asumir estas medidas, poniendo en mayor riesgo a su población de morir de forma prematura debido a enfermedades cardiovasculares.
América Central y el Caribe
“Tenemos todavía una brecha importante en Sudamérica y tenemos en particular una gran brecha en Centroamérica y en el Caribe, donde ningún país ha eliminado o está protegiendo su población de esa sustancia”, subraya el doctor Fabio Da Silva Gomes.
Esta situación deja desprotegida de los efectos nocivos de las grasas trans de producción industrial a una población de 83.7 millones de personas, que es la estimada para este año 2024 entre ambas subregiones de las Américas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto significa que alrededor de un 12.6% de la población de América Latina y el Caribe, cuyo total fue estimada por la CEPAL en unos 663 millones de habitantes, está en riesgo alto de padecer cardiopatía coronaria debido a las grasas trans de producción industrial.
En el informe “Countdown to 2023: WHO report on global trans-fat elimination 2022” (Cuenta atrás para 2023: informe de la OMS sobre la eliminación mundial de las grasas trans en 2022) se indica que la mayoría de los países América Central y el Caribe solo han estipulado un compromiso de política nacional para eliminar los AGT, sin avanzar otras medidas.
Estos son Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, República Dominicana, Granada, Guatemala, Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, y Trinidad y Tobago.
Al revisar los datos ofrecidos por la OPS sobre las enfermedades cardiovasculares, la mayoría de las defunciones por cardiopatía isquémica entre los años 2000 y 2019 en las Américas están concentradas en estas naciones y otras de la subregión de América Central y el Caribe.
Los avances en la región
Los esfuerzos para lograr la regulación de las grasas trans de producción industrial tuvieron un impulso en 2018, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado por primera vez su eliminación mundial.
Desde ese año se han logrado avances en la cobertura de la población de las políticas sobre prácticas de eliminación de las AGT en las Américas, con dos enfoques principales, y consideradas las mejores prácticas: medidas legislativas o regulatorias para limitar el contenido de AGT a no más de 2 gramos por cada 100 gramos de grasas totales (es decir, 2%) en todos los alimentos; y la prohibición de los aceites parcialmente hidrogenados, que son la fuente principal de AGT en los alimentos.
De acuerdo con los datos del informe “Countdown to 2023: WHO report on global trans-fat elimination 2022”, Brasil, Canadá, Chile, Perú, Estados Unidos y Uruguay habían aprobado y puesto en vigor para septiembre de 2022 leyes y medidas de estas dos mejores prácticas.
En mayo de 2023 Argentina entró a este grupo, al poner en vigor la Resolución Conjunta entre la Secretaría de Calidad en Salud y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca N° 16/2023 que reduce el límite de las AGT a un 2%, en relación con el contenido de grasas totales en todos los productos, incluidos aquellos usados como ingredientes o materias primas. También prohíbe el uso de aceites y grasas parcialmente hidrogenados en la producción de alimentos, ingredientes y materias primas.
En el caso de México, en septiembre de 2023 entró en vigor el decreto que agrega el artículo 216 Bis a la Ley General de Salud de México, limitando los AGT a un máximo del 2% de grasa total, quedando prohibidos los aceites parcialmente hidrogenados, principal fuente de grasas trans, de todos los alimentos y bebidas del suministro alimentario de México. En tanto que en Paraguay se aprobó una medida similar y se prevé que sea puesta en vigor para este año 2024.
Mientras Bolivia, Costa Rica, El Salvador y Venezuela han tomado medidas complementarias que alientan a los consumidores a tomar decisiones más saludables respecto de los AGT, por ejemplo, declaración obligatoria de AGT en las etiquetas nutricionales, sistema de etiquetado en el frente del envase que incluye AGT, reformulación o límites obligatorios de AGT de producción industrial en alimentos en entornos específicos, como instituciones públicas.
Colombia y Ecuador mantienen medidas legislativas o reglamentarias que limitan los AGT en los alimentos en todos los entornos, pero son menos restrictivas que el enfoque recomendado, con límites de AGT del 2% en aceites y grasas, y del 5% de la grasa total en todos los alimentos.
En tanto que para el cierre del año 2022, Panamá finalizó una hoja de ruta para promocionar un proyecto de ley que establezca límites en el consumo de los AGT de producción industrial.
Por último, Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Perú, Estados Unidos y Uruguay han creado mecanismos para supervisar las medidas legislativas o reglamentarias que han establecido para los límites obligatorios de AGT.
Apoyo en la región
“Nuestra tarea – señala Da Silva Gomes- es realmente de apoyar a los estados miembros, a sus ministerios de salud, a la sociedad civil, a los actores que pueden y apoyen la protección de la salud pública para que podamos eliminar esa sustancia y proteger la población y su salud”.
Este respaldo es guiado por REPLACE, que proporciona un enfoque estratégico para eliminar del suministro mundial de alimentos las grasas trans industriales. Los puntos que dirigen esta estrategia son:
- Review: Examen de las fuentes dietéticas de grasas trans de producción industrial y del panorama general para la introducción de los necesarios cambios normativos.
- Promote: Fomento de la sustitución de las grasas trans de producción industrial por grasas y aceites más saludables.
- Legislate: Legislación o aprobación de medidas reguladoras para eliminar las grasas trans de producción industrial.
- Assess: Evaluación y seguimiento del contenido en las grasas trans de los alimentos y de los cambios de su consumo por la población.
- Create: Concienciación de los planificadores de políticas, los productores, los proveedores y la población sobre los efectos negativos de las grasas trans en la salud.
- Enforce: Obligación de cumplimiento de las políticas y reglamentos.
Actualmente, hay políticas obligatorias en vigor en materia de AGT para 3,400 millones de personas en 60 países (el 43% de la población mundial); de estos, 43 países tienen políticas de mejores prácticas en vigor, que abarcan a 2,800 millones de personas (el 36% de la población mundial), según el informe “Countdown to 2023: WHO report on global trans-fat elimination 2022”.