En el Día mundial contra el cáncer señalamos la importancia de una dieta saludable para limitar la toxicidad de compuestos cancerígenos
Nuestra salud está estrechamente ligada a nuestra alimentación. Una dieta equilibrada que integre una variedad de nutrientes es indispensable para el buen funcionamiento de nuestro organismo, y esto es importante cuando hablamos del cáncer.
Aunque el cáncer es una enfermedad compleja, que se produce cuando algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan en uno o varios organos, y cuya aparición depende de diversos factores (como el genético y el ambiental), hay evidencia que indica que la alimentación es un factor que influye en su incidencia.
Factores de riesgos
Uno de los factores, dentro de lo que consumimos, que puede influir en la aparición de algunos cánceres son los aldehídos. El más conocido es el acetaldehído que se origina a partir del consumo de alcohol y el formaldehído, también conocido como formol.
Este último suele estar presente en el humo de cigarrillo, en productos para alisar el pelo y “se puede originar en nuestro cuerpo a partir del consumo de endulzantes artificiales y de la ingesta accidental de metanol”, señala en un artículo el doctor Lucas B. Pontel, jefe del grupo de investigación Metabolismo del Cáncer en el Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (Argentina) (IBioBA-MPSP.
“La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha clasifcado al formaldehído como un carcinógeno humano basado en estudios que evidencian una mayor probabilidad de contraer leucemias mieloides en personas expuestas a altos niveles”, señala en “El origen del cáncer, nuestra alimentación y los antioxidantes. Cómo nuestra alimentación puede impactar en la aparición de tumores”, publicado en 2022.
Mientras que una revisión de la evidencia publicada sobre la relación entre el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados con el desarrollo de distintos tipos de cáncer, realizada por Departamento de Nutrición, Diabetes y Metabolismo, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile en 2020, indica que “los resultados disponibles refuerzan los beneficios de evitar el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados”.
“A pesar de que la mayoría de los estudios realizan ajustes de posibles confundentes se debe considerar una posible interacción entre la ingesta de alimentos procesados y ultraprocesados con otros factores de riesgo para desarrollar cáncer, tal y como la cantidad de grasa corporal o el alto consumo de un nutriente específico, como por ejemplo el cloruro de sodio (sal de mesa)”, apunta el análisis.
Lo que nos ayuda
Existe evidencia que indica que las moléculas antioxidantes pueden reducir parte de los efectos nocivos de los compuestos cancerígenos en nuestras células. Esta molécula está presente en varios alimentos que podemos incluir en nuestra dieta. Entre estos, los vegetales verdes como espárragos, palta (aguacate), espinaca, brócoli y pepinos.
El doctor Lucas B. Pontel indica que el consumo de alimentos ricos en antioxidantes “no garantiza evitar la aparición de algunos tipos de cánceres, pero podría bajar la probabilidad de que una célula normal adquiera mutaciones que la puedan transformar en una célula cancerosa”.
Aconseja que para reducir la probabilidad de desarrollar algún tipo de cáncer, además de evitar la exposición a compuestos cancerígenos, como la exposición a luz solar sin protección adecuada, eludir respirar aire contaminado y reducir la ingesta de alcohol, incluir al mismo tiempo “alimentos más saludables en nuestra dieta que puedan limitar la toxicidad de compuestos cancerígenos, y así retrasar la aparición de mutaciones y de un proceso tumoral”.
En tanto que especialistas en la materia y representantes de la sociedad civil de América Latina y el Caribe, convocados por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), han revisado la evidencia científica y recomiendan:
- Consuma en cada comida la mayor cantidad posible de verduras y frutas, incluya habitualmente leguminosas como frijoles y lentejas.
- Consuma cereales integrales, como pan integral, tortilla de maíz y arroz integral, en lugar de cereales refinados como el pan o el arroz blancos.
- Evite el consumo de bebidas azucaradas, opte por agua potable.
- Limite el consumo de alimentos ultraprocesados, como golosinas, cereales dulces de desayuno, snacks salados, pastelitos y galletas, entre otros. En su lugar, consuma alimentos naturales o preparados en el hogar.
- Evite la carne procesada, como embutidos, salchichas o carnes saladas, y limite el consumo de carne roja.
- Limite el consumo de bebidas a temperaturas muy calientes, como el mate, el té o el café. Espere unos minutos hasta que sienta que el líquido no le quema los labios ni la lengua.
En cuanto a los gobiernos, se llama a tomar medidas como:
- Implementar políticas fiscales, considerando las mejores prácticas, encaminadas a desincentivar el consumo de alimentos y bebidas no saludables.
- Implementar etiquetados de advertencia sanitaria en los envases de alimentos y bebidas no saludables, con un etiquetado de advertencia que incluya el perfil de los nutrientes según el modelo de la OPS (etiquetado frontal).
- Generar entornos saludables en la comunidad, escuelas, centros educativos y edificios públicos: disminuir la disponibilidad de alimentos y bebidas no saludables, y aumentar la disponibilidad de alimentos y bebidas saludables; fomentar la creación de espacios para la realización de actividad física, así como de espacios para facilitar la lactancia materna, y asegurar el acceso al agua potable.
- Incluir clases de educación física de calidad en los planes de estudio y promover la realización de actividad física en los recreos.
- Prohibir la publicidad, promoción y patrocinio de los sucedáneos de leche materna; asimismo, prohibir la publicidad de alimentos y bebidas no saludables dirigida a la población infantil.
- Implementar programas de comunicación, educación y consejería para incentivar entre la población cambios de comportamiento en relación con el consumo de alimentos y bebidas no saludables, y promover la realización de actividad física, el consumo de alimentos saludables y la lactancia materna.
Cáncer en las Américas
En la región de las Américas, el cáncer es la segunda causa más frecuente de morbilidad y mortalidad, después de las enfermedades cardiovasculares. Se estima que 4,2 millones de personas fueron diagnosticadas en 2022 y 1,4 millones murieron por cáncer. Aproximadamente, el 54% de los nuevos casos de cáncer y el 45,1% de las muertes ocurren en personas de 69 años o más jóvenes.