El aumento de las temperaturas es un hecho con múltiples consecuencias. Una de ellas es el impacto negativo en la producción agropecuaria. Dos recientes informes dan cuenta de las consecuencias en las cosechas de cacao en África y Latinoamérica. El año 2024 fue el año más caluroso de la historia y afectó la producción del cultivo.
«Mis plantaciones se están muriendo por falta de agua y no hay comida para mi familia. Los árboles de cacao se están muriendo. No me preocupa qué ‘pueda’ ocurrir (pérdida de cultivos relacionada con el clima), ya está ocurriendo», afirma Amelia, de 24 años, productora de cacao de Guatemala. Es parte de un informe de la ONG británica Christian Aid, que da cuenta del impacto directo que tiene el cambio climático, mediante el aumento de la temperatura, en la producción de cacao y su consiguiente impacto en el mercado del chocolate.
Las organizaciones Climate Central y, en paralelo, la ONG Christian Aid elaboraron informes que vinculan el aumento de las temperaturas y el impacto directo en las zonas de cultivos de cacao, central para la producción de chocolate.
Climate Central precisa que el análisis de las temperaturas máximas durante la última década agregó al menos tres semanas por encima de los 32°C durante la temporada de cultivo de cacao (octubre-marzo) en Costa de Marfil y Ghana, principales países productores. «Esas temperaturas están por encima del rango de temperatura óptimo para los árboles de cacao», afirma la organización. En Camerún y Nigeria también hubo impactos: las temperaturas estuvieron por encima de los 32°C durante dos semanas de cultivo.
Climate Central recuerda la relación entre cambio climático, aumentos de temperatura e impactos en la cantidad y calidad de las cosechas. Y su correlato en el aumento del precio internacional del cacao y del chocolate.
La ONG Christian Aid, en su informe «Crisis del cacao: el cambio climático amenaza al chocolate», señaló que el aumento de las temperaturas y el exceso de lluvias impactan en las cosechas. «La escasez de cacao de este año sigue a una caída similar en la producción el año pasado, en la que los precios del cacao aumentaron un 400%», detalla.
Aurelia, de 53 años, cultivadora de cacao en Guatemala, resumió: “El cambio climático ha estado matando nuestros cultivos. Esto significa que no hay ingresos porque no podemos vender nada. Mi plantación se está muriendo. Entonces, lo que ha estado sucediendo es la muerte. La muerte de mis cultivos. Los árboles se están muriendo. Esto se debe a que no estamos cuidando nuestra tierra madre, nuestros ecosistemas, y esto es muy preocupante para nuestros hijos y nietos”.
A esto se suma que las agricultoras y los agricultores son quiénes menos ganancia obtienen del precio final de cada tableta de chocolate. Solo 6.6% del precio final llega a quienes cultivan y cosechan.
Desde la Fundación Fairtrade , organización internacional que trabaja sobre comercio justo, destacan que «la sostenibilidad ambiental en toda la cadena de suministro del cacao no se puede lograr sin la sostenibilidad social y económica, cuando los productores de cacao están sujetos a relaciones comerciales que les exigen vender por debajo del costo de producción».
Cambio climático y desigualdad
Osai Ojigho, director de Campañas Públicas de la ONG Christian Aid, describe la geopolítica del alimento: «El chocolate es uno de los muchos productos que conecta a los consumidores del Norte global con los productores del Sur global. Del mismo modo, el cambio climático, impulsado en gran medida por las emisiones de gases de efecto invernadero del norte global, está causando estragos en todo el mundo, y los productores de cacao son los más afectados. Necesitamos ver una reducción de las emisiones y una financiación climática específica para los productores de cacao para ayudarlos a adaptarse”.
La crisis climática es producto del aumento de la temperatura por la acción humana e implica cambios drásticos en el ambiente (inundaciones, sequías, derretimiento de glaciares, desplazamientos y muertes). La causa principal es la emisión de gases de efecto invernadero, principalmente el dióxido de carbono (CO2). La quema de combustibles fósiles (gas, petróleo, carbón) está entre los principales causantes.
El Programa Copernicus de la Unión Europea anunció que el 2024 fue el año más cálido desde 1850 y por primera vez se superaron los 1.5°C (superando los 1.5°C establecido por el Acuerdo de París). Los países más contaminantes en la actualidad son China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Alemania, Corea del Sur, Canadá, Arabia Saudita e Indonesia (si se analiza a la Unión Europea como actor único se ubica tercero en nivel de responsabilidad (luego de China y Estados Unidos). Los sectores más contaminantes son el energético, agro, industria y transporte. Las principales multinacionales de hidrocarburos, agronegocio y transporte también son de esos países: ExxonMobil, Shell, BP, Chevron, Saudi Arabian Oil Company, Gazprom, China National Petroleum Corp, Total, Río Tinto, Petronas, Glencore, entre otras.
El Acuerdo de París (2015) establece que los países firmantes deben adoptar acciones para que la temperatura del planeta no aumente por encima del 1.5 °C. Fue (y es) muy criticado por organizaciones socioambientales por no cuestionar el modelo de consumo que lleva al desastre climático, no ser vinculante, no frenar la extracción de hidrocarburos (como se había propuesto en la cumbre mundial de Kioto -Japón- en 1997) y proponer «falsas soluciones» (monocultivo de árboles, bonos de «compensación» para contaminar, geoingeniería para modificar el clima, entre otros).
Acciones para otro modelo
Respecto a qué hacer, además de reducir las emisiones que aumentan la temperatura del planeta, el informe de Christian Aid destaca que «hay un creciente conjunto de pruebas científicas de que invertir en enfoques diversos y respetuosos con la naturaleza, como la agroecología, es clave para la adaptación del sistema alimentario». Señala que sembrar cultivos y árboles como el mango y el plátano entre las plantas de cacao crea suelos fértiles y saludables que pueden retener la humedad, reduce el riesgo de brotes de plagas y enfermedades y proporciona sombra que protege a las plantas de cacao de las temperaturas extremas y la pérdida de agua.
La organización internacional GRAIN lanzó hace más de diez años la campaña internacional “¡Juntos podemos enfriar el planeta!”, en la que precisa las soluciones aportadas por sectores campesinos e indígenas. Señala que se existen al menos cinco acciones para contrarrestar la crisis climática y, al mismo tiempo, combatir el hambre: recuperar la nutrición de los suelos (empobrecidos por la agricultura industrial), promover los cultivos agroecológicos, fortalecer la producción/consumo local, entregar tierra a campesinos y campesinas, y rechazar las falsas soluciones que ofrecer el mercado (nuevos transgénicos, la geoingeniería y los bonos verdes de carbono).