El modelo agropecuario en base a transgénicos (Organismos Genéticamente Modificado -OGM-) se instaló hace más de tres décadas, con gran poder mediático y apoyo político. Entre sus características sobresalen el uso de agrotóxicos, los impactos ambientales y sociales, y el control corporativo de semillas e insumos. Los mitos del agronegocio contrastados con información y datos reales.
Mito: los transgénicos son necesarios para terminar con el hambre del mundo
Realidad: El hambre afecta a 733 millones de personas en el mundo, según datos de la FAO. El organismo de Naciones Unidas denuncia que «se está muy lejos» de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de (ODS2), de Hambre cero, para 2030. Como destacan las organizaciones campesinas e investigadores críticos: el hambre en el mundo no es un problema de producción de alimentos, sino de distribución. «Desde 1960 hasta ahora hemos aumentado la producción de alimentos en un 300% y, sin embargo, el hambre aumenta», afirmó el Relator sobre el Derecho a la Alimentación de la ONU, Michael Fakhri, muy crítico al modelo transgénico.
Mito: los transgénicos son seguros
Realidad. Los OGM son aprobados en base a informes de las propias empresas que los producen y comercializan. Los gobiernos no realizan estudios independientes para verificar la inocuidad de los transgénicos. Cuatro trasnacionales controlan el mercado: Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva (fusión de DuPont y Dow) y Basf. Lo mismo pasa con los agrotóxicos: no existen estudios independientes y sin conflictos de intereses que confirmen la inocuidad. Al contrario, y a modo de ejemplo, hay más de 1000 estudios científicos que dan cuenta de las consecuencias del herbicida glifosato (el más usado del mundo) en la salud y el ambiente.
Mito: no hay forma de producir sin transgénicos
Realidad. Solo seis países (de 195 que existen en el mundo) cultivan el 90% de los transgénicos: Estados Unidos, Brasil, Argentina, India, Canadá y China. Y solo once países siembran más de un millón de hectáreas. Los principales cultivos que se producen son cuatro: soja, maíz, colza y algodón. Muy lejos de los 7000 cultivos alimentarios considerados por la FAO (y 64 estratégicos). En una línea de tiempo, la agricultura tiene 10.000 años de historia. El agronegocio transgénico solo 40 años.
En cuando a la producción de alimentos, la propia FAO reconoce que el 80% de los alimentos del mundo son producidos por agricultores familiares, campesinos e indígenas. Ellos no utilizan transgénicos. Sus producciones son de base agroecológica, un modelo que cuida el ambiente y la salud.
Mito: los transgénicos cuidan el ambiente
Realidad: El avance del modelo transgénico se cobró la destrucción de millonesde hectáreas de bosques, desde la Amazonía de Brasil y Bolivia hasta
el Gran Chaco Americano de Paraguay y Argentina. Entre los inicios de
la década de 1990 y el año 2017 se arrasaron, en promedio, https://www.biodiversidadla.org/Atlas/Capitulo-7-Destruccion-de-ecosistemas-bosques-nativos-y-suelos. En Brasil se desmontaron 29 millones de hectáreas entre 1997 y 2019. Por el uso de agrotóxicos hay sobradas pruebas de contaminación de suelos, ríos y hasta del aire que se respira en las ciudades. Por otro lado, el agronegocio es uno de los mayores responsables de la emisión de gases de efecto invernadero.
Mito: los transgénicos son beneficiosos para los productores.
Realidad: el modelo de agronegocio genera una alta dependencia de insumos (semillas y agrotóxicos, entre otros). Controlados por cuatro grandes corporaciones (Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva y Basf). En todos los países del Cono Sur, donde más se siembra transgénicos, llevó a la desaparición de miles de productores que tuvieron que vender sus campos (adquiridos por empresas más grandes). En Argentina, a partir de la aprobación del primer transgénico (1996) y hasta 2018 desaparecieron el 41% de las explotaciones agropecuarias (87.000 unidades menos). En Paraguay, entre 1991 y 2008, desaparecieron 18.300 fincas. Al mismo tiempo, aumentó la superficie cultivada con transgénicos: pasó de 23,8 millones a 31 millones de hectáreas. El agronegocio es un modelo que concentra la tierra en pocas manos y donde sobreviven los de mayor poder económico.