Gabriela García: “No es necesario ni recomendado el consumo de bebidas energéticas para mejorar el rendimiento deportivo”

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Desde hace décadas, las bebidas energéticas o energizantes se han convertido en un elemento presente en el ámbito deportivo. Pero su presencia cruzó esa frontera y se hace cada vez más común su consumo entre la población alejada de las prácticas deportivas de alto rendimiento.

“No es necesario ni recomendado el consumo de estas bebidas para mejorar el rendimiento deportivo en atletas, tampoco en personas que hacen ejercicio de manera habitual y mucho menos en personas que no hacen actividad física”, expresa la nutrióloga Gabriela García, investigadora en el Instituto Nacional de Salud Pública de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores al conversar sobre este tema con Saludable Saberlo. 

Gabriela García, investigadora en el Instituto Nacional de Salud Pública de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Las bebidas energéticas dirigidas al consumo de deportistas de alto rendimiento o de personas con una alta frecuencia de ejercicio físico, ¿son energizantes o estimulantes?   

Las bebidas energéticas tienen principalmente un efecto estimulante que puede confundirse con el efecto energizante, si se considera que éstas bebidas dan energía al organismo. Más bien, son sus componentes, como la cafeína, taurina, entre otras sustancias, incluidos los azúcares (carbohidratos, cuyo aporte puede ir desde 1.3 hasta el 100% del contenido), los que tienen efectos sobre procesos bioquímicos y a nivel de sistema nervioso central. 

Por ejemplo, la cafeína, que es el el ingrediente más prevalente de estas bebidas, inhibe la adenosina, molécula que se encarga de aumentar el sueño, y provoca que los consumidores de cafeína se mantengan despiertos/alerta, pudiendo confundir este estado de alerta con un efecto “energizante”.

En atletas, las bebidas energéticas se usan  como “ergogénicos», que son sustancias consumidas con el fin de mejorar el rendimiento y la capacidad física de los deportistas. 

Foto de Canva

A partir de sus componentes, ¿cuál es el aporte de las bebidas energéticas a un/una deportista de alto rendimiento?

De acuerdo con la Asociación Internacional de Nutrición Deportiva (ISSN, por sus siglas en inglés), el consumo de estas bebidas puede mejorar la concentración mental, el estado de alerta, el rendimiento anaeróbico y de resistencia, mejor rendimiento en sprint (aceleración), así como tareas deportivas en el contacto de deportes en equipo, reducir la fatiga, entre otros potenciales aportes que pueden dar cada uno de sus compuestos al rendimiento deportivo.
 
En el rendimiento de ejercicio agudo podría mejorar la fuerza, la producción de energía, la capacidad anaeróbica, resistencia muscular en población atlética.
 
Sin embargo, se han reportado hallazgos contradictorios en términos de magnitud. Lo mismo sucede respecto a la producción de fuerza y potencia en donde se ha encontrado variabilidad entre los resultados de investigaciones similares.
 
La mayoría de los estudios que tienden a  reportar hallazgos positivos respecto al potencial ergogénico de las bebidas energéticas han sido realizados en atletas. 
 

 «Estas bebidas no son la mejor opción para hidratarse y no son necesarias para lograr el potencial deportivo que pueden alcanzar los atletas. 

– ¿Es necesario que un deportista de alto rendimiento, o una persona que hace ejercicios de manera frecuente o tiene un gasto importante de energía por su tipo de trabajo, tome este tipo de bebidas? ¿Por qué?

No es necesario ni recomendado el consumo de estas bebidas para mejorar el rendimiento deportivo en atletas, tampoco en personas que hacen ejercicio de manera habitual y mucho menos en personas que no hacen actividad física.
 
Tengamos presente que estas bebidas no son la mejor opción para hidratarse y no son necesarias para lograr el potencial deportivo que pueden alcanzar los atletas. Como mencioné al inicio, se consideran “ergogénicos”, podrían ayudar a mejorar el rendimiento pero no son imprescindibles.
 
Además, muchas veces no se toma en cuenta que, por lo general, estas bebidas tienen un alto aporte de azúcares y calorías, lo que promueve la ganancia de peso.
 
Si bien, se ha publicado una posición sobre el consumo de estas bebidas y su potencial efecto en deportistas, no hay que dejar de lado la importancia de revisar si las publicaciones o sus autores han recibido financiamiento por parte de la industria productora de estas bebidas y/o suplementos alimenticios, en donde pudiera identificarse un conflicto de interés.
 
– ¿Qué efectos podría tener el consumo excesivo de este tipo de bebidas?

Se han reportado numerosos efectos adversos en la población general como la frecuencia cardiaca elevada (taquicardia), efecto reportado con mayor frecuencia, palpitaciones cardíacas y dolor en el pecho; malestares gastrointestinales (dolor abdominal, estomacal, náusea, vómito, diarrea); eventos neurológicos, como dolor de cabeza, mareos y temblores; fisiológicos, como insomnio, nerviosismo, inquietud, temblor de manos; y psicológicos como estrés, estado de ánimo depresivo, inclusive con ideas suicidas.

 

– ¿El consumo de estas bebidas está contraindicado ante alguna enfermedad preexistente, como las enfermedades cardiacas?

Personas que viven con diabetes, enfermedades cardiovasculares (específicamente hipertensión) y problemas neurológicos deben evitar el consumo de estas bebidas y deben consultar a un médico antes de consumirlas, debido a los potenciales riesgos que puedan tener. 

– ¿Considera que la publicidad alrededor de estas bebidas ha influido su consumo en una población que no práctica deportes? 

Definitivamente, sí. La falta de regulación con relación a estas bebidas ha provocado un marketing agresivo de bebidas energizantes dirigido principalmente a población adulta joven. 

– ¿Qué consecuencias podría tener el consumo de estas bebidas en personas que no tienen un requerimiento alto de ejercicio físico en su día a día o no practican ningún deporte?

Las consecuencias  del consumo son los efectos adversos que mencioné anteriormente. Lo que hay que resaltar es que, en muchos países, el mayor porcentaje de la población es sedentaria, por lo que no podría esperarse que este grupo consuma bebidas energéticas y obtenga los posibles beneficios que se han reportado en atletas. 

Hay que tener presente que, en los atletas o personas que son físicamente activas/practican deportes, los potenciales beneficios “ergogénicos” de las bebidas energéticas, puede deberse más a la alta demanda de actividad física y los estilos de vida saludables que llevan, más que al propio consumo de bebidas energizantes. 

 – ¿¿Qué tan peligroso es mezclar algunas de estas bebidas con alcohol o usarla con frecuencia para evitar evitar el sueño, como lo hacen algunos estudiantes universitarios cuando tienen exigencias de muchas horas de estudio?

El alcohol es la bebida con la que principalmente se mezclan las bebidas energéticas. Mezclar ambas bebidas puede potenciar los efectos adversos de ambas, y se ha visto que esta práctica es más común en poblaciones más jóvenes. Con esta mezcla se busca mantener niveles de alcohol y a la vez mantener altos niveles de energía, limitando así el efecto narcótico de este alcohol.

Se ha reportado que el consumo de estas bebidas mezcladas lleva  a un mayor consumo de alcohol, y con ello, mayores comportamientos de riesgo. Sabemos que cuando se consume el alcohol de manera crónica, puede producir daños en el organismo, ocasionando hígado graso, deterioro metabólico, y a nivel del sistema nervioso central, el etanol altera las neuronas.  Además de que fomenta las malas prácticas, como la falta en la calidad de sueño. 

 – –¿Es recomendable que un niño o niña, o adolescente, tome estas bebidas si practica algún deporte??

No se recomienda el consumo de estas bebidas en niños  de 2 a 12 años, embarazadas o personas que estén intentando embarazarse, o lactando, así como personas que sean sensibles a la cafeína.  En adolescentes (12 a 18 años), la evidencia respecto a la seguridad del consumo de estas bebidas es limitada por lo que no recomendaría el consumo, independientemente del deporte que se practique.

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