Países de las Américas (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica y EE.UU.) tienen una política nacional orientada a reducir la ingesta de sal y sodio
Lograr políticas públicas que impulsen a los Gobiernos de América Latina y el Caribe a garantizar una alimentación saludable en sus países, que incluye la reducción del consumo de sal y sodio, tiene como base una construcción de datos y conocimientos que las sustenten, y que hagan viable la coordinación de apoyos. Y esto es posible si se pone el foco en dos pilares: la evidencia y la concienciación.
En esto coinciden especialistas de la región consultados por Saludable Saberlo al abordar los criterios de cómo cimentar los procesos que lleven a estableces políticas públicas eficientes e integradoras.
“Una de las cosas que generalmente falta es una mayor sensibilización de los actores políticos sobre la importancia de la regulación, de las medidas regulatorias, muchas veces se piensa que con educación es suficiente, pero no. Es muy necesario promover visiones de sistemas alimentarios, de las distintas problemáticas vinculadas con la alimentación que enfrenta la población para que se entienda realmente cuál es el rol que cumplen las medidas regulatorias para promover un buen estado de salud”, puntualiza Gastón Arce, químico e ingeniero en alimentos.
Arce considera que, en especial, a nivel político no existe suficiente concienciación en torno a esta necesidad de ampliar las miradas en cuanto a las políticas dirigidas a la reducción del consumo de sal y sodio. “Creo que ahí hay mucho trabajo por hacer, por sensibilizar, por capacitar a los tomadores de decisiones”.
Para la nutricionista e investigadora Leila Guarnieri esta concienciación debe pasar por un empoderamiento que solo es posible lograr desde la construcción de la evidencia que sustente datos y criterios.
«Es muy necesario promover visiones de sistemas alimentarios, de las distintas problemáticas vinculadas con la alimentación que enfrenta la población para que se entienda realmente cuál es el rol que cumplen las medidas regulatorias para promover un buen estado de salud”.
– Gastón Arce, miembro sub-grupo de políticas públicas del Comité de expertos para la orientación en nutrición de la OMS
“Podemos tener datos fuertes para promover la política y sensibilizar a la población en general, pero sobre todo a los tomadores de decisiones para que pongan en agenda el tema y entiendan la importancia de regular en la materia”, afirma Guarnieri, quien forma parte del equipo de en proyectos de promoción de políticas de prevención de enfermedades no transmisibles en FIC (Fundación Interamericana del Corazón) Argentina.
La evidencia
Cada país tiene sus propias circunstancias, tanto culturales como de marco jurídico-político, que hay que considerar al momento de levantar evidencia que sustenten el planteamiento de las políticas públicas dirigidas a mejorar la alimentación y reducir el consumo de sal y sodio.
“En el diseño y concepción de una política, como es la de reducción de sodio que establece valores máximos permitidos de sodio en los alimentos, nos parece importante contar con evidencia local sobre la ingesta de sodio a nivel poblacional, las principales fuentes de sodio, las principales fuentes alimentarias de sodio en la población”, reflexiona la nutricionista e investigadora argentina Leila Guarnieri.
Hace hincapié en que estos dos puntos porque, a su juicio, “al momento de promover una política, de diseñarla, en primer lugar nos permiten tener datos sobre los niveles de sodio en el consumo de la población, también puede ser sobre la prevalencia de enfermedades crónicas asociadas a la ingesta de sodio, podemos tener datos fuertes para promover la política y sensibilizar a la población en general, pero sobre todo a los tomadores de decisiones para que pongan en agenda el tema y entiendan la importancia de regular en la materia”.
“Y también otro tipo de evidencia, que nosotros venimos generando a nivel local, es conocer el contenido de sodio en los productos que se comercializan en el país, que esto también nos ayuda a pensar en el diseño de la política, a pensar en el momento de su implementación, cómo se viene desarrollando el cumplimiento, donde están los puntos débiles”, comenta.
El especialista uruguayo Gastón Arce también prioriza la necesidad en la investigación y obtención de evidencia como carta de presentación de las políticas públicas ante cuestionamientos del sector industrial y empresarial, además de su importancia como instrumento de cohesión de los grupos sociales, organizaciones e instituciones, así como estamamentos gubernamentales que gestionan políticas públicas para lograr la reducción del consumo de sal y sodio.
“Creo que es necesario que conozcan cuál la evidencia por un lado, la eficacia de estas medidas, como que también no generan consecuencias negativas en la industria, que es una de las grandes justificaciones, que la pérdida de empleo, o el impacto y sabemos que estas medidas no tienen ese tipo de impacto, o sea que también difundir ese tipo de estudios creo que también puede contribuir a la opción de estas medidas regulatorias”, afirmó.