Francisco: el papa que defendió el derecho a la alimentación y el planeta

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Durante sus doce años de pontificado, se pronunció constantemente a favor del derecho a la alimentación y la mejora de los sistemas alimentarios.

Desde el su primer año de pontificado, el papa Francisco apoyó las iniciativas mundiales a favor de los cambios necesarios para hacer valer el derecho a la alimentación, respaldando propuestas para mejorar los sistemas alimentarios, la equidad en el acceso a los alimentos, políticas de alimentación saludable y la protección del medio ambiente ante el cambio climatico.

Francisco, quien falleció este lunes 21 de abril de 2025, llamó la atención a través de mensajes cada Día Mundial de la Alimentación, y su participación en varios encuentros mundiales liderados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), de los retos y desafios de los Gobiernos y Estados frente a la inequidad en el acceso a alimentos, el hambre, la desnutrición, el consumo de productos no saludables y la agricultura.

Sus mensajes

A los pocos meses de ser electo sumo pontífice, en marzo 2013, publicó un mensaje por el Día Mundial de la Alimentación, en el que invitó a asumir un criterio de solidaridad para renovar los sistemas alimentarios, “superando la lógica de la explotación salvaje de la creación y orientando mejor nuestro compromiso de cultivar y cuidar el medio ambiente y sus recursos, para garantizar la seguridad alimentaria y avanzar hacia una alimentación suficiente y sana para todos”. 

Al año siguiente, además de un segundo mensaje por la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación, el papa Francisco participó en la II Conferencia Internacional sobre Nutrición, celebrada en la sede de la FAO en Roma, en noviembre de 2014. 

«Hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos», denunció en esa ocasión.  

“Duele constatar además que la lucha contra el hambre y la desnutrición se ve obstaculizada por la «prioridad del mercado» y por la «preeminencia de la ganancia», que han reducido los alimentos a una mercancía cualquiera, sujeta a especulación, incluso financiera», dijo.

En el 2015, el líder de la iglesia católica participó en la 39 Conferencia de la FAO, con un discurso en el que advirtió sobre el desperdicio de alimentos y la necesidad de modificar estilos de vida que permitan un consumo de alimentos equitativo y saludable, así como la responsabilidad de los Estados en trabajar porque eso sea posible. 

“Intentemos, por tanto, asumir con mayor decisión el compromiso de modificar los estilos de vida, y tal vez necesitemos menos recursos. La sobriedad no se opone al desarrollo, más aún, ahora se ve claro que se ha convertido en una condición para el mismo”, expresó.

Y agregó que, “pienso también en la educación de las personas para una correcta dieta alimenticia. En mis encuentros cotidianos con obispos de tantas partes del mundo, con personajes políticos, responsables económicos, académicos, percibo cada vez más que hoy también la educación nutricional tiene diferentes variantes.

En los siguientes años, hasta el pasado 2024, el Papa Francisco continuó con su impulso y apoyo a los temas relacionados al derecho a la alimentación en sus mensajes anuales.  

En 2016 apuntó, en una clara alusión a la soberanía alimentaria, que la sabiduría con la que “los campesinos, los pescadores, los ganaderos conservan en la memoria de las generaciones, y que ahora ven cómo está siendo ridiculizada y olvidada por un modelo de producción que sólo beneficia a pequeños grupos y a una pequeña porción de la población mundial”.

“La realidad actual reclama una mayor responsabilidad a todos los niveles, no sólo para garantizar la producción necesaria o la equitativa distribución de los frutos de la tierra ―esto debería darse por descontado―, sino sobre todo para garantizar el derecho de todo ser humano a alimentarse según sus propias necesidades”, puntualizó en 2017 durante su visita a la sede de la FAO en Roma, con motivo del Día Mundial de la Alimentación.

En 2020, señaló la importancia de “garantizar que los sistemas alimentarios sean sostenibles y proporcionen dietas saludables y asequibles para todos”. Sostuvo que “se trata de adoptar soluciones innovadoras que puedan transformar la forma en que producimos y consumimos los alimentos para el bienestar de nuestras comunidades y de nuestro planeta, fortaleciendo así la capacidad de recuperación y la sostenibilidad a largo plazo”. 

Un año después, Francisco fijó su atención, además del hambre y la desnutrición, en el sobrepeso y la obesidad. “Asistimos a una auténtica paradoja en cuanto al acceso a los alimentos: por un lado, más de 3000 millones de personas no tienen acceso a una dieta nutritiva, mientras que, por otro lado, casi 2000 millones padecen sobrepeso u obesidad debido a una mala alimentación y a un estilo de vida sedentario”. 

“Si no queremos poner en peligro la salud de nuestro planeta y de toda nuestra población, hemos de favorecer la participación activa en el cambio a todos los niveles y reorganizar los sistemas alimentarios en su conjunto”, consideró.

El papa y el ambiente 

Francisco marcó un punto de inflexión en lo que respecta a la Iglesia Católica y su relación con el ambiente. Con su histórica encíclica Laudato Si’ (mayo de 2015) hizo que la Iglesia se metiera de lleno en el cuidado de «la casa común» (el planeta Tierra), con una toma de postura clara sobre la crisis climática, las consecuencias y también sobre las las causas y los responsables. 

Laudato Si’ afirma que el «consenso científico es muy sólido» de que el cambio climático está ocurriendo, así como la evidencia de que la actividad humana es el principal motor del calentamiento global. 

«El cambio climático es uno de los principales desafíos actuales para la humanidad», alerta el escrito de 190 páginas. Y afirma que los esfuerzos existentes para reducir el cambio climático han sido profundamente inadecuados. Esto se debe a que «muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas». 

Al mismo tiempo, aclara que lo ambiental no está separado de lo social: «No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza».

Una encíclica es una carta pública del Papa que profundiza en la doctrina católica sobre un tema. Al mismo tiempo, es la explicitación de la toma de postura hacia afuera y hacia adentro de la misma institución. Y esa toma de postura sobrevive al tiempo y a los sucesivos papas.

El tema ambiental estuvo presente en numerosos mensajes del Papa Francisco. En julio de 2015, en Quito (Ecuador) cuestionó a líderes políticos y económicos: «Recibimos este mundo como una herencia de generaciones pasadas, pero también debemos recordar que lo recibimos como un préstamo de nuestros hijos y de las generaciones futuras, ¡a quienes tendremos que devolverlo!».

Unos días después, en la Reunión Mundial de Movimientos Populares de Santa Cruz (Bolivia), denunció: «Nuestro hogar común está siendo saqueado, destrozado y dañado con impunidad. La cobardía en defenderlo es un pecado grave».

En septiembre del mismo año, en la Asamblea General de Naciones Unidas, fue sintético: «Cualquier daño hecho al medio ambiente, por lo tanto, es daño hecho a la humanidad». El 22 de abril de 2020, en el 50 aniversario del Día de la Tierra, alertó: «No tenemos futuro si destruimos el mismo entorno que nos sostiene». Al año siguiente, también un 22 de abril, en un video grabado y difundido en sus redes sociales, fue claro: «Estamos al borde con el cambio climático, y el momento de tomar medidas es ahora. La Tierra está sufriendo heridas debido a una actitud depredadora». 

Algunas citas de Laudato Si':
  • «La tierra, nuestro hogar, está empezando a parecerse cada vez más a un inmenso montón de suciedad».
  • «Esta hermana (la Tierra) ahora nos grita por el daño que le hemos infligido por nuestro uso irresponsable y abuso de los bienes con los que Dios la ha dotado».
  • «Los jóvenes exigen un cambio. Se preguntan cómo alguien puede afirmar que está construyendo un futuro mejor sin pensar en la crisis ambiental y los sufrimientos de los excluidos».
  • «Tenemos que escuchar tanto el grito de la tierra como el grito de los pobres».
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