Las bebidas energéticas, ¿una opción saludable?

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No existe evidencia científica sólida sobre su alegada función energizante para los deportistas de alto rendimiento

Las bebidas energéticas o energizantes prometen alas y energía “al 100”. Son productos dirigidos a los deportistas, a quienes hacen ejercicio o tienen trabajos demandantes, con publicidades en que aparecen cuerpos fornidos, con un contexto de aspiración al éxito, a la mejora, al dar el esfuerzo extra. Pero, ¿realmente son necesarias? ¿Son saludables?

“Las bebidas energéticas tienen principalmente un efecto estimulante que puede confundirse con el efecto energizante, si se considera que estas bebidas dan energía al organismo”, afirma la nutrióloga Gabriela García, investigadora en el Instituto Nacional de Salud Pública de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores de este país.

La especialista señala que la naturaleza de sus componentes, siendo el principal la cafeína, crea un estado de alerta al inhibir el sueño, lo que suele dar una sensación de tener más energía. 

“No es que me dé energía, pero sí inhibe ciertos procesos que hacen que las personas se sientan somnolientas y, pues claro, van a decir que tienen mucha energía, pero realmente, ¿te da energía?”, advierte la nutrióloga.

En un informe de revisión sobre los efectos de las bebidas energéticas, titulado “Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud” y publicado en 2015, se indica entre sus conclusiones que “no hay evidencia científica sólida que soporte el uso de bebidas energizantes como agentes terapéuticos en las condiciones promocionadas, como mejorar el rendimiento físico, cognitivo o el estado emocional”.

Atención a sus ingredientes

La mayoría de las bebidas energéticas tienen una composición variable de estimulantes, vitaminas y extractos de hierbas que están formulados a base de cafeína y taurina. Además de estos dos ingredientes, suelen incluir altas cantidades de azúcar (hidratos de carbono como la glucosa, glucuronolactona, fructosa o sacarosa), aditivos (ácido cítrico y citrato de sodio), conservantes (benzoato de sodio), saborizantes y colorantes.

Debido a su composición, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -a través de la Comisión de Nutrición y Alimentos para Usos Dietarios Especiales- las define como una “bebida utilizada para proveer al cuerpo un alto nivel de energía proveniente de carbohidratos, grasas y proteínas”, indica el informe “¿Qué dice la ciencia sobre las sustancias psicoactivas? Bebidas Energizantes”, publicado en 2022 por Instituto de Ciencias de la Salud mexicana, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y la Comisión Nacional contra las Adicciones de México. 

Por igual, este documento señala que la OMS las denomina “bebidas estimulantes” y se encuentran en la categoría de alimentos y bebidas ultraprocesados, “los cuales son productos que contienen pocas o nulas propiedades nutricionales y contienen aditivos que sirven como potenciadores del color, sabor y aroma que suelen ser obesogénicos y poco saludables”.

En “Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud” se apunta que se han “evidenciado efectos clínicos desfavorables asociados al consumo agudo y crónico de bebidas energizantes”, como accidente cerebrovascular isquémico y convulsiones. 

Por igual, “otros estudios han encontrado evidencia de los efectos adversos de los componentes de estas bebidas, tales como la taurina y las metilxantinas, asociadas con taquicardia, agitación, sangrado y alteración del estado de conciencia”, además de “otras afecciones reportadas, que incluyen trastornos renales y psiquiátricos”.

¿Les sirve a los deportistas?

La nutrióloga Gabriela García matiza los beneficios que podrían tener las bebidas energéticas en los deportistas de alto rendimiento, más allá de la concentración mental y el estado de alerta.

Señala que se han reportado hallazgos contradictorios en términos de los beneficios de estas bebidas de acuerdo con la magnitud de ejercicio, las condiciones del atleta y el tipo de deporte. “No es lo mismo el cuerpo de un atleta corredor al del que hace natación, a los que levantan pesas frente a los que hacen clavados. Entonces, ¿cuántas posibilidades tenemos?”.

García también llama la atención en considerar que los atletas son personas que han llevado por años un estilo de vida más saludable que la generalidad de la población, por lo que es importante cuestionarse qué tanto pueda sumar el consumo de una bebida energética.

“¿Realmente sirve o es porque llevan una vida tan saludable, que igual con un poquito de estímulo o algo extra diferente no les va a perjudicar”, aclara. 

Consumo fuera del deporte 

Desde hace años se ha reportado el consumo cada vez más frecuente de estas bebidas en la población que no mantiene una actividad física de alto requerimiento de energía. En países como PerúParaguayColombia y Brasil  se ha puesto atención en el uso de las bebidas energéticas por adolescentes y estudiantes universitarios. 

“En un estudio realizado para determinar motivación, percepción y patrones de ingesta de las bebidas energizantes de este grupo etario, adujeron las siguientes razones para tomarlas, en su orden: producción de energía y mantenimiento de la vigilia, sabor, antagonismo de los efectos del alcohol, facilitación de la ebriedad y vinculación social”, reseña el informe “Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud”.

Otra cuestión ligada al consumo de este tipo de bebidas en la población joven es su mezcla con alcohol. Este mismo estudio de revisión señala que “un estudio realizado en Brasil encontró que los consumidores de un cóctel de bebidas energizantes y alcohol presentaban deterioro en la percepción de la coordinación, debilidad, sequedad bucal y cefalea, siendo menores estas alteraciones en sujetos que consumieron solamente alcohol”.

Para la nutrióloga Gabriela García ninguna persona necesita tomar este tipo de bebidas, “ni siquiera para hidratarse”. “Cualquiera de estas bebidas, cualquier bebida energizante, no las recomendaría en absoluto. Y si nos ponemos a pensar en organizaciones internacionales, en guías de alimentación saludable, guías alimentarias, ninguna viene recomendada”. 

Y concluye. “Realmente sus compuestos no son necesarios para que el cuerpo pueda funcionar adecuadamente, no son necesarios para que tengamos energía suficiente para que nuestro cuerpo realice sus actividades vitales. Entonces, ¿por qué las consumiríamos?”.

¿Cómo podemos sumar energía de manera saludable?

La nutrióloga Gabriel García señala que buscar maneras de sumar energía sin depender de estas bebidas dependerá de la  necesidad de cada persona, sea atleta o no. 

“Si pensamos en una recomendación básica , dirigida a todas las personas, sería que elijan una alimentación saludable y balanceada en donde incluyan los diferentes grupos de alimentos (verduras, frutas, leguminosas, cereales, etc.), pues no solo van a obtener la energía necesaria sino que, además, obtendrán vitaminas y minerales, que son necesarios para el adecuado funcionamiento de nuestro organismos”. 

Apunta que en el caso de  los atletas, éstos  también pueden apoyarse de suplementos y/o complementos alimenticios, principalmente con carbohidratos de fácil digestión, “para usarlos durante los ejercicios prolongados, que es cuando comienzan a disminuir las reservas de energía”. Finalmente recomienda que los atletas deben “seguir recomendaciones específicas, indicadas por su nutriólogo deportivo, que considere el tipo y duración de la actividad”.

 

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